Dunas y mojarras en la playa de Chachalacas

*La Barra de Chachalacas con su azul de su bahía y el mar abierto que se pierde con el cielo, un lugar para olvidarse de las urbes

Víctor M. Toriz

Chachalacas, Ver.- Las columnas de humo que se levantan sobre chimeneas descomunales en los ingenios azucareros de la región, dan aviso a los viajeros que el destino se encuentra cercano.

Al llegar a la encrucijada de la vía del tren, justo a medio camino de la autopista Veracruz-Xalapa, los letreros marcan la ruta: “Paya de Chachalacas”, se gira a la izquierda o derecha, según el origen, pero el camino termina por ser el mismo.

Luego de cruzar una carretera de ida y vuelta, con sembradíos de caña alrededor, comienzan a verse las primeras casas y las redes de pescar colgadas en los corredores son el primer indicio de que se trata de un pueblo de pescadores.

La ruta parece terminar en una fila larga de palapas y restaurantes que se extienden en ambos sentidos, sin embargo, es apenas el inicio del recorrido para los visitantes.

Se pone un pie en ellos y el olor a pescado frito es penetrante, los mariscos frescos pueden verse en las cocinas, después de atravesar el umbral de cualquiera de los locales de inmediato se siente la brisa del mar en el rostro.

El azul de la bahía imponente y el mar abierto se pierde con el cielo, solo se distingue el cambio de uno y otro en dos momentos del día, el amanecer y el crepúsculo, cuando la tonalidad del sol los separa.

Se trata de una extensa y bella playa de tranquilo oleaje donde se podrá disfrutar de paseos por los esteros y las dunas; ideal para realizar todo tipo de deportes acuáticos como buceo y pesca deportiva.

Forma parte de la Barra de Chachalacas de bellos panoramas de dunas sobre las que es posible realizar paseos a pie o en cuatrimoto, en la desembocadura del río Actopan.

De frente al mar, el camino puede seguir hacia la derecha o hacia la izquierda, en el primer caso se llegará a un riachuelo de agua dulce, que se extiende con vegetación abundante y sirve para la cría y captura de la mojarra que en este lugar se prepara en cientos de formas.

La “vereda” contraria lleva a dunas de arena que se imponen al vasto mar, se pueden subir con la adrenalina al tope a bordo de un vehículo todo terreno que los lugareños alquilan o con una caminata tranquila que se presta para la reflexión.

En cualquiera de los casos, las dunas parecen tener movimiento propio con el efecto visual que genera la sombra de uno mismo y de las gaviotas surcando el mar en este paraíso ubicado en la costa central de la ciudad de Veracruz.

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